






Sir Peter Weyland nació en Bombay, India, en el cambio de milenio. Proviene de dos padres brillantes. Su madre, una profesora de Oxford y su padre, un ingeniero de software autodidacta. Estaba claro desde una edad temprana que las capacidades de Sir Peter sólo serían eclipsadas por su ambición. A la edad de catorce años ya había registrado una docena de patentes en una amplia gama de campos de la biotecnología a la robótica, pero sería su invento de la dinámica break-through de la nueva generación de atmósfera sintética por encima de la capa de hielo polar lo que le ganó el reconocimiento mundial y dio lugar a un imperio.
En menos de una década, Weyland Corporation se convirtió en líder mundial de tecnologías emergentes y puso en marcha la primera misión de la industria privada para poder instalarse fuera del planeta Tierra. "Hay otros mundos además de éste", declara Sir Peter con audacia: "Y si no hay aire para respirar, pues habrá que crearlo".
Peter Weyland ha sido un imán para la controversia. Tanto si te enfrentas a los límites éticos de la medicina con la nanotecnología o te enfrentas con el propio Vaticano sobre el tema de la esterilización de terapia genética, Sir Peter se enorgullece de su lema: "Si podemos, debemos hacerlo".
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